Te hallabas en el centro del salón
mostrando tu figura esplendorosa,
fatal mujer, impresionante diosa
… lograste acelerar mi corazón.
Llegar a ti era mi única razón
Y pergeñé una idea fabulosa,
te ofrecí una mirada misteriosa
… notando que llamaba tu atención.
Viniste donde estaba mi rincón
exhibiendo tu estampa portentosa,
y preguntaste sensual... muy amorosa
¿De dónde yo conozco a este varón?
Mi respuesta explotó esa situación
surgiendo abiertamente presurosa…
¿Será tal vez que tú eres tan hermosa
que has encendido aprisa mi pasión?
Echó una sonrisa a pura emoción
y dulcemente me dijo donosa:
“No creas que aunque me veas airosa
voy a dar el gusto a tu loca ilusión”.
Fue entonces que le hable con emoción
pidiéndole no fuera caprichosa,
no pasando ya más por vergonzosa
y se apronte a un momento de pasión.
Hallé la suerte en aquella ocasión
pues de inmediato se puso mimosa
… tomó del bolso una cosa filosa
y a puntazos me partió el corazón.
COROLARIO
Por mostrarme como cruel fanfarrón
presentando fiera imagen fachosa,
la preciosa señorita donosa
con certeza me clavó su aguijón.
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Jorge Horacio Richino
Copyright
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Poema publicado simultáneamente en:
y otras páginas y ediciones del autor.
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