A veces quisiera que fueras humana.
Te miro y me digo "que estoy aquí haciendo"
y no me respondes siquiera con gestos.
Te tengo dispuesta para frecuentarte
pero será en vano, no has de conformarme.
Son días aciagos de encierro y hastío,
son años que llevo de mil desvaríos.
Me aturdo en la noche, pierdo la cordura,
me asola la angustia de esta desventura.
De repente un hilo surca mi razón
y envía un anuncio que impulsa mis dedos;
oprimo tus teclas, con fuerza, con ansias,
retomo la calma...gano la confianza.
Voy así alternando momentos distintos
que cubren mis horas y azoran mi mente,
y otra vez volvemos a estar frente a frente
y sigues callada...siempre indiferente.
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Autor: Jorge Horacio Richino
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