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Es así como existen muchos programas radiales que nada tienen que ver con lo que era la radio en otras épocas.
Es tanta la cantidad de disparates y de cuestiones personales de los conductores que se comentan, que verdaderamente es lamentable escucharlos.
Si hicieran un auto análisis de conciencia, se darían cuenta que lo que están produciendo es harto grotesco.
Dejen participar a la gente y no discriminen los mensajes del público (eso es absolutismo puro).
No voy a referirme a nadie en especial, pero son unos cuantos los que incurren en estas formas de conducción (ellos, como los oyentes, sabrán bien reconocer quienes engrosan la lista a la cual me refiero).
Mejoren que todavía están a tiempo. Hay que tratar de elevar la cultura y mostrar formas más atinadas de educación, pues el oyente no debe ser segregado como persona de poca instrucción, y si alguno lo fuera se le debe brindar - a través de los medios - un mensaje que lo ayude a elevarse y no a caer en lo chabacano.
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por Jorge Horacio Richino.
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