El barco encallado.
Soy ese barco encallado
que navegó por mil mares
disfrutando de las olas
cuando no arreciaban fuerte,
cuando las velas se inflaban
alejadas de la muerte.
Pero corrieron los tiempos
y la escoria de la vida
me consumió las entrañas;
y aunque seguía flotando
sin haber tocado fondo
me vi pronto naufragando.
Una playa solitaria
empeñada en atraparme
me fue llevando despacio
hasta que pudo estancarme.
¡Que pena que da mi barco!
¡Que pena...pero ya es tarde!
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Jorge Horacio Richino
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