Es cierto que la radio poco a poco va perdiendo adeptos y ya no es el medio que en otros tiempos fuera tan escuchado, de tal modo que era muy común observar que en cualquier casa existía un aparato radiofónico. Hoy también hay, pero no en todos los hogares.La televisión se ha convertido en el reemplazo -casi absoluto- del medio antes mencionado. Tal es así que fíjense que ya no existe el radioteatro, ni los programas infantiles (porque los chicos de menos de diez años, es muy probable que casi no conozcan un aparato de radio), ni programas humorísticos, etcétera. También es probable, y más aún hoy que se transmiten los encuentros de fútbol por televisión y en directo, que casi seguramente poco a poco irán disminuyendo sus emisiones en forma radiofónica.
Es decir los pocos programas que subsisten son una ensalada de temas; aunque hay algunos específicos, pero son los menos.
Por eso la radiofonía, que aún cuenta con oyentes, es un medio menor -casi agotado- que tiene sus seguidores en: personas mayores; ocasionales viajeros en automóvil; algunos jóvenes con sus receptores minúsculos que lo pueden utilizar por la calle o en medios de transporte, pero son aficionados a la FM y otras veces escuchan música en MP3 más que audiciones radiofónicas; personas que estan realizando algun trabajo y van escuchando alguna programación mientras pueden, y por último los melancólicos emigrantes que extrañan su patria y costumbres, desde tierras lejanas.
Lo que me llama la atención es porqué se vanagloria un conductor/periodista cuando recibe mensajes "via exterior", si no es un tema que pudiera interesarle a los anunciantes del país. (Obviamente hay que comentarlos, pero la radio es un negocio).
Finalmente me parecen desproporcionados los ingresos que reciben tales conductores/periodistas (no en todos los casos) y encima tienen el tupé de tratar muy mal a los oyentes, que finalmente los pocos que quedan son los que supuestamente "pagan el sueldo".
Éste artículo sería un alerta para que le empiecen a buscar la vuelta y den un giro de 180º a las programaciones, a la cortesía que debe brindársele a todo escucha y a no seguir alimentando "figuras" que en realidad no lo son y mucho menos cuando están en este alicaído medio.
Es una idea de quien realiza esta edición, lo que no quiere decir que lo expuesto pueda ser confirmado absolutamente ni verdadero en su totalidad, ni que todos los programas estén dentro del rango aquí enunciado; pero esta información marca una tendencia aproximada de lo que es la realidad de la radiofonía en Argentina -en lo que se refiere a las grandes emisoras-, al menos desde el punto de vista del público.
Es realmente una pena que no se le pueda sacar más el jugo a un medio que todavía podría ser mucho más importante de lo que verdaderamente es hoy en día.
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Jorge Horacio Richino.
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